martes, 16 de febrero de 2010

Mi charla con un árbol

Sin razón aparente, ese día decidí hacer una pausa en mi trayecto y preguntarle a un árbol como estaba, no pensé si me iba a responder o no, simplemente lo hice...
-Hola, ¿cómo estas?
-Bien, ¿vos?
-Bien.
Y volvía a caminar cuando gritó
-¡Esperá!
-¿Qué pasa?
-Eh... ¿No te asombra que te haya respondido? o sea soy un árbol, te hablé, y se que me escuchaste y entendiste porque me respondiste, ¿y ni siquiera reaccionás? otro en tu lugar se habría asustado, gritado, yo que sé...
-Sos un árbol que habla, te felicito, pero a estas alturas lo único que me sorprendería sería encontrar una persona inteligente, ahora disculpame pero tengo que seguir mi camino.
-¿Y si no querías hablar conmigo para qué me saludaste en primer lugar?
-No sé, honestamente no sé por que hago la mayoría de las cosas que hago.
-¿Ni siquiera vas a preguntarme por qué puedo hablar?
-¿Por qué podes hablar?
-Todos los árboles podemos hablar, siempre pudimos hablar, y en una época solíamos hablar con los humanos y nadie se asombraba.
-¿Y qué pasó? ¿Por qué ya no hablan mas con nosotros?
-Con el tiempo los humanos decidieron que no tenía ninguna utilidad hablar con nosotros y dejaron de hacerlo, se volvieron personas prácticas, exitistas, y así olvidaron que alguna vez habían charlado con sus proveedores de oxígeno.
-Tiene sentido, no conozco muchas personas que quisieran hablar con un árbol, mejor dicho al principio si, todos querrían hacerlo, comprobar que se puede, saldría en los noticieros y diarios de todo el mundo, pero una vez pasada la novedad, ¿para qué querrían hablarte?
-Para saber esas cosas que solo nosotros podemos contarles, para aprender lo inútil y lo bello, lo que no reporta ninguna ganancia mas que el disfrute de la mente.
-Estás bastante desactualizado, ya no quedan muchas personas así, nos enseñaron desde chicos que lo que importa es lo que nos resulta útil, el resto es despreciable.
-¿Sabés por qué las mariposas viven tan poco? porque su encanto reside en la belleza de lo efímero, lo inasible, lo inexorablemente pasajero.
-Por algo los poetas mueren jóvenes, igual que los ninjas, pero no veo adonde querés ir con esto, además me tengo que ir o voy a llegar tarde.
-¿No pensaste que tal vez esta sea tu única oportunidad de hablar con un árbol? ¿tan apurado estás? ¿si estabas tan apurado por qué te detuviste a hablarme en un principio?
-Ya te dije que no sé por que lo hice, no estaba apurado pero ahora si lo estoy, esta charla me esta retrasando mas de la cuenta, aparte ¿no dijiste que todos los árboles podían hablar? si es así puedo saludar a otro árbol cualquiera cuando se me antoje.
-Te mentí, solo yo puedo hablar y esta es tu única oportunidad de hablar conmigo.
-¿No puedo volver mañana u otro día en que no tenga nada que hacer y quedarnos hablando todo lo que quieras?
-No. Esta noche me van a tirar abajo, no deberían, es ilegal, pero ya escuché a los vecinos planeándolo, algo sobre que interrumpo el camino de unos cables, la señal de una antena, dicen que soy un estorbo, que no sirvo mas que para molestar, se quejan de tener que barrer mis hojas todos los otoños, que la municipalidad no los deja cortarme pero tampoco se encarga de podarme, estas son mis ultimas horas vivo y necesito hablar con alguien, llevo demasiados años callado.
-Está bien, ¿de qué querés hablar?
-De mi infancia, fue muy dura, los otros árboles se burlaban, hablaban de mi a mis espaldas, nunca conocí a mis padres, me transplantaron siendo un retoño apenas.
-¿No era que solo vos podías hablar?
-Te mentí, denunciame no me importa, mi sentencia de muerte ya fue dictada y será ejecutada esta noche.
-No hace falta que te pongas tan melodramático... ¿cuándo fue la última vez que hablaste con un humano?
-Cuando era chico, muy chico, todavía estaba atrapado por ese círculo de goma espuma cubierto de uno de plástico... una tortura...
-Se los ponen para que crezcan derechos, ¿qué paso esa vez?
-No importa para que nos los ponen, es una tortura igual. Esa vez hablé con un nene, sería un rubiecito de 5 o 6 años si mal no recuerdo, se me acercó y amagó pisarme, le pedí que por favor no lo hiciera y salió corriendo, fue a decirle a su mamá que la plantita le había hablado, que estaba embrujado o algo así.
-No es una muy buena experiencia que digamos, entiendo que no hayas querido volver a hablar con una persona desde ese entonces.
-Estuve varios meses traumado después de eso, lo peor era que por las noches cuando no había ningún humano cerca intentaba hablar con los otros árboles, esos que están ahí, pero ninguno me respondía... entonces me di cuenta que yo era único, que estaba solo en mi desgracia.
-¿No era que los otros árboles también podían hablar? recién dijiste que cuando eras chico ellos se burlaban de vos.
-Te mentí, yo soy el único anormal.
-Me parece que esta charla está terminando, no me gustan los mentirosos.
-Pero ya no soy un mentiroso, antes te mentí porque era un mentiroso, ahora te digo la verdad porque ya no lo soy.
-Las mariposas viven muchos años y no tienen ningún encanto, no te creo nada.

Me puse de pie justo a tiempo, un automovilista perdió el control y se estrelló contra mi interlocutor, lo arrancó de raíz, lo destrozó. La gente se acercó a ver lo sucedido, me preguntaron si me había lastimado, llamaron en vano a una ambulancia, el conductor estaba muerto, su sangre corría ya por la vereda pero no le presté atención, solo pude concentrarme en los pedazos de madera con los que había estado hablando, la savia goteaba y mis ojos comenzaron a hacerlo también.
Caminé, ignoré a todos los que me hablaban y caminé, no tenía ganas de hablar con la policía, no tenía ganas de hablar con nadie mas. Volví a mi casa y me senté sin saber que hacer, ya había olvidado hacia donde me dirigía antes de hablar con el árbol y sinceramente ya no me importaba.
Ni siquiera me pregunté si el era único o todos los árboles podían hablar, ya nunca mas le dirigiría la palabra a nada ni nadie que me no me hablara primero.